jueves, 18 de noviembre de 2010

SERÁN MEJOR LAS TARDES QUE LAS MAÑANAS

Nunca son iguales dos atardecer en Coyuca de Benítez, pero sobre todo durante el Otoño e Invierno cuando el espectáculo de la naturaleza nos ofrece un atardecer lleno de belleza y de melancolía.


En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,

puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende

en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!

Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,

lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,

un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,

huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,

labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...

Y algo que no se sabe y dice «nunca»

cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario.

Una larga carretera
entre grises peñascales,

y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros. Zarzas, malezas,jarales.

Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,

hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:

Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?

Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.

Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡dejad al huracán mover mi corazón!

Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno...
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos

y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía... Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.


Espero les guste y disfruten, fue un gran esfuerzo y esta hecho con mucho amor para todos Ustedes, todas las fotos son de un servidor y la poesía es de Octavio Paz, Rubén Darío y Manuel Machado.



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