lunes, 24 de octubre de 2011

Coyuca de Benítez, de la leyenda a la microhistoria



Con la narrativa de Octavio Augusto Navarrete Gorjon en la que habla de nuestras raíces y de algunas etapas de nuestra vida cotidiana de nuestras costumbres, como siempre excelente.


lavanderas.

Pelea de cuches.

El Atrio de la Iglesia con una de sus torres sin terminar.

El campanario.

Terminación de una de las torres.

Coyuca de Benítez, de la leyenda a la microhistoria

Octavio Augusto Navarrete Gorjón

1.- Buenas tardes amigas y amigos. Agradezco la invitación de la Fundación Cultural Coyuquense para disertar sobre un tema que en un principio se llamaba Origen e Historia de la Ciudad de Coyuca de Benítez. Título demasiado amplio y cuya vastedad nos impediría agotarlo en toda la noche. En su lugar preparé un material donde toco sólo de paso la fundación y algunas leyendas sobre Coyuca de Benítez. Más bien me ocuparé de una asignatura pendiente en nuestros historiadores, antropólogos sociales y sociólogos; la necesidad de investigar en serio y publicar materiales sobre la microhistoria de nuestro municipio.

Comentaré también la extraordinaria exhibición fotográfica que estamos viendo, porque es de los materiales de la vida cotidiana que hacen falta y porque es de elemental justicia que el trabajo artístico de Eliseo García Díaz tenga al fin el reconocimiento que merece.

Como siempre que participo en actos culturales en Coyuca, trataré de hablar poco, para que en la ronda de preguntas e intervenciones podamos interactuar todos y le saquemos provecho a la presencia de tantas personas que mucho saben sobre la historia antigua y reciente de Coyuca de Benítez.

2.- Si siguiera la versión original de la conferencia, tendría que hablar aquí de la fundación de Coyuca, de su erección como municipio y del estatuto que obtuvo como ciudad, por el decreto 60 del 24 de junio de 1872; Chema Gómez fue su último comisario, Zacaríaz Zúñiga su primer presidente. De la muerte de Hermenegildo Galeana en los Cimientos, del cerro de la campana, de la orquesta de los Hermanos Chinos, de la leyenda de la mina de los Cuates,

El espacio entonces lo ocuparía don Juan Álvarez, doña Faustina Benítez, don Zacarías Zúñiga y tantos hombres y mujeres importantes del ayer, que dejaron huella en la historia regional y cuyas hazañas, anécdotas y vivencias son ya un lugar común.

En cuanto a la interpretación toponímica de su nombre, Coyuca mantiene desde siempre una polémica; hay quienes lo identifican como lugar de coyotes, es decir, lugar de españoles, ya que así se conocía en un primer momento a los peninsulares. Coyoacán, cuyo nombre se parece al de Coyuca, quiere decir “lugar del coyote hambriento”, nombre que se le daba a Hernán Cortés, que efectivamente, vivió en lo que es hoy la delegación Coyoacán de la ciudad de México.

Dicha interpretación deriva del Códice Mendocino, que en dos de sus láminas hace alusión al término Coyuca. No me parece adecuada esa definición. En primer lugar porque el Códice Mendocino fue pintado en 1540; en ese tiempo, apenas se estaba poblando el Valle de México y los valles centrales del altiplano; sería muy raro que entonces existieran muchos españoles en estas tierras del sur.

Una interpretación mas adecuada es aquella que describe el historiador Manuel Orozco y Berra “Una mujer cihuatl, sobre cuya cabeza se distinguen la cabeza de un coyotl y una sandalia, cactil; de aquí se derivaría la lectura silábica, cihua-coyo-cac, lugar ahora nombrado Coyucac o Coyuca. Eso en cuanto a la fonética; en cuanto al significado, no nos parece tan llano, que puede derivar del verbo cuyumi, agujerarse u horadarse algo, dando a entender que aquellos habitantes padecían de un mal cutáneo”. Coyuca es mencionado dos veces en el libro de tributos, ligada al término Cihuatlan; lugar de mujeres.

3.- Pero ya dijimos que hablaremos de acontecimientos más recientes. Del Coyuca de un ayer no tan lejano (medio siglo, tal vez) nos habla bien esta exhibición fotográfica de Eliseo García Díaz. Si observamos el Coyuca de hoy, veremos que ha cambiado vertiginosamente; estas fotografías así lo demuestran. En ella son reconocibles algunos actores principales de la vida política, cultural y social de Coyuca de Benítez.

a) Lo cotidiano: los sombreros, las carretas, y las peleas de cuches.

b) Lo social: la iglesia a medio construir, la feria de la palmera, el río crecido, las casas antiguas.

c) Lo político: las fuerzas vivas.

Todas las fotografías son bellas en sí mismas, logradas con una maestría que nos recuerda la lente de Gabriel Figueroa, de Tina Modoti y Juan Rulfo. El campanario, los sombrerudos y las carretas tienen ecos rulfianos (no me refiero a la obra literaria de Rulfo, sino a su breve y extraordinario carrera como fotógrafo del campo).

INTERMEDIO: RAMIRO RETRATISTA

“Fue al revelar los negativos obtenidos en la Casa de las Torres cuando Ramiro Retratista comprendió la abrumadora magnitud de la belleza de la mujer incorrupta. Lo que más miedo le daba al mirar aquellas fotos de muertos era lo exactamente que se parecían a las de los vivos, y eso agravó en él una tendencia gradual a confundirlos entre sí. Veía a alguien posando en su estudio y antes de esconder la cabeza bajo la cortinilla ya se imaginaba la cara que tendría en la foto cuando estuviera muerto, y sólo se olvidaba de ese vaticinio lúgubre cuando miraba a través de la lente la figura invertida; entonces el caballero solemne o la dama vanidosa o el jerarca mutilado con boina roja y condecoraciones se convertían en equilibristas absurdos que intentaban mantener cabeza abajo toda su irrisoria dignidad. De tanto ver a la gente del revés tras el objetivo de su cámara acabó perdiendo el respeto por toda autoridad y adquirió una secreta irreverencia, y cuando iba por la calle y se cruzaba con un militar de alta graduación, con un capellán belicoso o una señora de mantilla y abrigo con cuello de astracán, al mismo tiempo que los saludaba con una mansa inclinación de cabeza se los imaginaba automáticamente caminando del revés y contenía con dificultad un ataque de risa. Con los años fue empezando a sentir hacia el género humano un desapego de médico acostumbrado a ver en la pantalla de los rayos X la fosforescencia del esqueleto, y cuando examinaba una foto recién hecha pensaba que a la larga sería, como todas, el retrato de un muerto, de modo que lo intranquilizaba siempre la molesta sospecha de no ser un fotógrafo, sino una especie de enterrador prematuro”

(Antonio Muñoz Molina, El jinete polaco, pag. 90-91)

Bertolt Brecht

“¿Quiénes hicieron las pirámides de Egipto?

¿Quiénes construyeron la Muralla China?

Los libros nos dicen que fueron los emperadores y faraones

¿Acaso ellos trajeron las piedras y mezclaron el lodo para los adobes?”

4.- Una microhistoria de Coyuca deberá registrar la historia del municipio; de sus grandes hombres y mujeres, pero también las de sus héroes anónimos; de los que cotidianamente hacen la historia y construyen sus propias vidas a partir del material de sus labores diarias.

Deberá registrar el momento épico, pero también la metódica construcción cotidiana de los hombres y mujeres sencillos que madrugan a trabajar, a estudiar o a ganarse la vida de alguna forma honrada. Deberá registrar no tanto la leyenda y la reliquia, sino aquellos cambios que se dan poco a poco y se captan mucho tiempo más tarde.

Deberá registrar la forma en que convivimos, bajo qué leyes y reglamentos, bajo cuáles usos y costumbres. También la forma en que producimos y en qué vivimos. No conozco una historia por ejemplo, de la fábrica de hilados y tejidos de Aguas Blancas, cuando en Puebla, hay leyendas de personas (químicos, obreros, pintores, rotulistas, compuerteros) que vinieron hasta estas tierras a dar cursos a los trabajadores y empleados de dicha fábrica. Tampoco conocemos cómo fue que cambiamos de producir masivamente algodón y cacao a producir cocoteros. No sabemos por qué cerró la fábrica ni qué fue de su tradición obrera. Tampoco hay historias de otros emprendimientos como la fábrica de aceite de coco, la fábrica de gaseosas de Hipólito Farías o la granja porcina de don Amador Hinojosa Ochoa.

En el aspecto político, no conocemos materiales coyuquenses sobre acontecimientos que estremecieron el mundo de ese entonces como la cobarde matanza de campesinos copreros en pleno centro de Acapulco en 1967, tampoco conocemos cómo se desarrollaron las relaciones políticas en la primera mitad del siglo XX. No sabemos por ejemplo, que el mismo día que Juan Ranulfo Escudero tomó posesión por segunda vez como presidente de Acapulco en 1930, hizo lo propio como presidente de Coyuca de Benítez don Rosendo Cárdenas, abuelo de este hombre que está aquí y que orgullosamente lleva su mismo nombre.

Más recientemente, no conocemos estudios serios sobre cómo se desarrolló el movimiento de izquierda en la región. Hoy hay muchas organizaciones políticas y vivimos un momento de pluralidad, donde todos los partidos tienen representación ante el cabildo municipal. Sería bueno que ya se estudiara en serio el movimiento social perredista y las nuevas estructuras políticas que ha dado lugar.

Si de los grandes movimientos sociales y políticos no tenemos registro, mucho menos lo tenemos de los cambios operados en la mentalidad de la gente. Los grandes cambios epocales se han reflejado en un cambio concomitante en la forma de pensar. En otras ocasiones, el cambio de pensamiento ha pasado inadvertido para muchos o simplemente no nos hemos dado cuenta de ello. Voy a poner dos casos que me parecen emblemáticos.

Coyuca pudo ser la primera comunidad de mayoría evangélica, cuando menos en Guerrero. En 1940 llegó de Michoacán un joven predicador que asumió con mucha convicción su estatuto de pastor. Fidel Aguilar salía a las calles a predicar en forma vehemente el evangelio y a repartir volantes y revistas religiosas. Lo acompañaba un grupo numeroso de seguidores y (no sé por qué) era resguardado por la policía. Detrás de él, solo y con una convicción igual de fuerte que la de Fidel Aguilar, un joven sacerdote, Moisés Carmona, recogía los papeles que había entregado el pastor y les explicaba a la gente que eso era cosa del diablo. Atrás del sacerdote caminaba María, su madre, santiguándose y con el Jesús en la boca, temiendo que el hijo fuera víctima de un linchamiento.

Nunca hubo enfrentamientos físicos y poco a poco la versión católica del cristianismo se fue haciendo mayoría. Don Fidel Aguilar, que era un hombre trabajador y muy disciplinado, pudo construir su templo evangélico y sus discípulos mantienen hasta la vez una influencia muy importante en el pensamiento religioso del municipio. Los coyuquenses de todas los religiones hemos probado el sabroso pan que elaboran sus descendientes; otra de las contribuciones importantes de este hombre sencillo a la cultura coyuquense.

El padre Carmona pidió al obispo su cambio en 1948. Dice en su cargta de renuncia: “Cámbieme de Coyuca señor Obispo, antes de que la manzana se pudra en mis manos. A mi sucesor dejo una corona de espinas; porque eso es Coyuca, una corona de espinas”.

Me parece que el sacerdote Carmona exageraba la nota. Siempre fue radical y tradicionalista; cuando se produce el cisma religioso entre el Papa de Roma y el obispo francés Marcel Lefevbre, Carmona se alinea con el tradicionalismo y se queda en la parroquia de Dominguillo, en el centro de Acapulco, el único lugar de México donde se mantiene la tradición de la misa en latín y la vieja liturgia católica.

En 1966 llega a Coyuca el sacerdote que más tiempo duró como tal en el municipio, del 20 de agosto de aquel año hasta 1995, año en que murió. En 1978, uno de sus fieles se le acercó y le comentó algo al oído. El sacerdote llamó a sus ayudantes y les dijo: “Vamos a visitar a nuestro hermano Fidel Aguilar, me dicen que está agonizando”

Esta comunión entre los evangélicos y los católicos se consumó en la década de los 70’, cuando Rubén Figueroa Figueroa perseguía a muchos por pensar diferente; en ese tiempo, los coyuquenses ya habíamos aprendido a convivir con nuestras diferencias.

Otro ejemplo de esa liberalidad ocurrió cuando el adolescente Germán Maganda decidió vivir como mujer y tener aquí mismo su propia refresquería. Germán era un joven campesino muy trabajador; sembraba enormes milpas en los márgenes de la laguna del zarzal. Cuando su padre descubrió sus inclinaciones homosexuales le azotaba y el muchacho, en su desesperación y como protesta solamente gritaba: “Aunque me mates a golpes, Eduardo, no dejaré de ser puto”.

Medio siglo después, hoy que se discuten y aprueban leyes que protegen las inclinaciones sexuales distintas de las y los mexicanos; creo que los coyuquenses tenemos una deuda de honor con Germán Maganda, que asumió su feminidad con valentía y desafió a una sociedad que nada le reprochó; al contrario, recibió con alegría su opción sexual, lo protegió, lo mimó y le dio un lugar en la jerarquía social.

Puse el ejemplo de Germán Maganda; pero ya antes había habido mujeres que hacían vida en pareja con otras mujeres y que educaron muy bien a sus hijos. Por eso afirmo que las parejas homosexuales deben tener todos los derechos que tienen las parejas de sexo distinto.

Pedro Méndez, Beatriz Palacios, Inés Olea. Todo ello nos hizo más civilizados y culturalmente más abiertos al cambio. Más humanos. José Ascensio, Planta de luz, Miguel Noriega y sus hijos aztecas.

5.- Esta microhistoria, como la que inauguró Luís González y González con Pueblo en vilo, es tanto más urgente cuanto que nuestra generación es una generación intermedia, una generación sándwich. Estas fotos nos ligan al pasado y al mismo tiempo a un futuro dominado por la red de redes: la internet. La maestra Samira me comentaba ayer que buscando obtener algunos testimonios de ancianos coyuquenses tocaron varias puertas y en la mayoría contestaban que no había ancianos. Medio en broma y medio en serio, la maestra nos dijo: en esas visitas nos dimos cuenta que la gente mayor ya somos nosotros.

A las generaciones que vienen atrás les va a ser fácil recordar y reconocerse en sus cuentas de correo electrónico y en sus redes sociales. Nosotros sólo tenemos estas extraordinarias fotografías en blanco y negro (como deben ser las buenas fotos) para disfrutar e identificar el mundo en que nacimos, pero que se ha ido para siempre de nuestras manos.

Siempre es bueno recordar para explicarnos el presente y enfrentar mejor el futuro; para saber de qué barro estamos hechos y por qué somos como somos. Un acto como este, en que nos reunimos para recordar y para rendir homenaje al hombre que ha tenido la paciencia y la pasión de guardar muchos recuerdos grabados en láminas de blanco y negro, nos invita a la reflexión.

Es bastante inusual un evento como este, que demuestra que los temas culturales pueden tener un poder de convocatoria igual o superior a otros temas políticos y sociales. Si se consiguen las donaciones de calculadoras y máquinas antiguas, de escribir, de pesar, de transitar; si además se consigue el testimonio de algunos de nuestros mayores o sus cartas, libros o remembranzas manuscritos. En fin, si conseguimos crear el catálogo de construcciones de la región, si logramos estimular en la gente el amor por su entorno y lo cuidamos como propio; si logramos todo esto, esta reunión será un parteaguas y dentro de muchos años, los que escriban sobre historia regional o microhistoria, tendrán que registrar que al comenzar el siglo XXI o mejor dicho: en los albores del tercer milenio, un siete de enero, bajo la noche estrellada de Coyuca de Benítez, un grupo de ciudadanos nos reunimos para recordar con cierta nostalgia nuestro pasado y para asomarnos un poquito al futuro; para tocar con nuestras manos las estrellas y reconocer el material de que están hechos nuestros sueños. Muchas gracias.



drserna@hotmail.com


4 comentarios:

Unknown dijo...

Wow! Me parece padrísima esta acción de escribir la historia de Coyuca, un lugar que quiero mucho, donde tengo muchos amigos y además de donde mi abuelo es originario. La historia siempre me ha gustado, y me gusta más la historia viva, la que se está escribiendo, de la que puedo ser testigo. En este entorno violento en el que vivimos, me parece muy valioso poner de manifiesto nuestro pasado porque al conocerlo, podemos entender nuestro presente y construir un mejor futuro. Creo que ese es el valor más gran de la historia. Felicidades por esta iniciativa, me imagino un poco cómo habrá sido esta noche estrellada en la que decidieron juntarse para escribir y me hubiera encantado estar presente.
Saludos a todos los creadores y seguidores de esta página.
Luis Miguel Castrejón.

Unknown dijo...

Coyuca de bntz tantas historia q contaban el cerro de la campana y su campana de oro también q subían los barcos para textiles de aguas blancas por el río y mas constante historia en ese PUEBLO

Unknown dijo...

Coyuca de bntz tantas historia q contaban el cerro de la campana y su campana de oro también q subían los barcos para textiles de aguas blancas por el río y mas constante historia en ese PUEBLO

Unknown dijo...

Aún guardo algunos relatos de mi amada abuelita, difieren en algunos puntos, y si hay que contar sobre la aceitera yvde esa terrible emboscada hacia los cocoteros, también sobre el significado de Coyuca, y tantas cosas más...

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