FELIZ DÍA DE SAN VALENTIN
En la época del Emperador Claudio 270 Antes de Cristo, pese a que Roma era un imperio de nada menos que un millón de habitantes, un activo centro comercial en el que, entre otras cosas, abundaban las festividades paganas a lo largo del año.
Los cristianos solían integrarse a estas festividades relacionadas con los ciclos lunares y solares del año, a pesar de que las persecuciones y masacres eran cada vez más frecuentes, se sentían atraídos por dichas fiestas en las que los placeres de la carne se mezclaban con las invocaciones místicas.
Entre las festividades más atractivas estaban las Saturnalias fiestas en honor a Saturno (versión romana de Cronos), a lo largo de la cual el pueblo celebra el renacimiento de la luz en el momento más oscuro del invierno hacían un banquete publico e intercambiaban regalos y se suspendían las guerras.
Siglos más tarde se mezclaría con la festividad del nacimiento de Cristo, empezaba el 25 de diciembre y terminaba el 2 de febrero (Mitra)(Candelaria). Tras 40 días de fiesta se cerraba el ciclo con la celebración de la fiesta del fuego, pues como el sol por sus rayos, el fuego por sus llamas simboliza la acción fecundante, purificadora e iluminadora.
Tras una breve pausa, el 15 de febrero empezaban otras fiestas en honor
de Pan, dios de la potencia generadora de la naturaleza, símbolo del hambre sexual irreprimible e insaciable, así como de la dimensión instintiva de los seres humanos. A Pan se lo conoce también como Lupercus, de ahí el nombre de estas famosas celebraciones, las Lupercales que al parecer eran la reelaboración de una fiesta más antigua aun.
Como se supondrá, los rituales estaban llenos de furor sexual, que presagiaba la relativa cercanía de la primavera, en donde todo era fecundación y floración, el carácter de esta celebración también era sagrado, Febrero viene del latín februarius, y este a su vez de februus, es decir purificatorio.
Las Lupercales eran fiestas de purificación, para el efecto, los sacerdotes se cubrían con pieles de cabras y con el pelo de las mismas se confeccionaban látigos con los que dos niños imitando a Rómulo y Remo (Ruminal) azotaban a las personas que encontraban a lo largo del Palatino a fin de impregnarlas de la potencia fecundadora de las cabras y, al mismo tiempo, purificar sus cuerpos para que pudieran concebir hijos sanos y fuertes.
Uno de los ritos más esperados consistía en introducir en una caja ciertas prendas con el nombre de las adolescentes y hacer que a su turno los muchachos metieran la mano en el cajón y sacaran la prenda de la que, de ahí en adelante sería su compañera de diversión a lo largo del año.
Lupercus era pues el propiciador de la unión sexual, vendría a ser el patrón de los enamorados.
Las celebraciones alegres y desenfrenadas en las que la risa era la norma eran vividas con gran intensidad por paganos y cristianos por igual hasta que con el pasar de los años, los Padres de la Iglesia empezaron a poner reparos a que los jóvenes convertidos continuaran participando en ellas.
La cuerda se rompió en el año 270 DC cuando el emperador romano Claudio II ordenó mediante un edicto que el matrimonio quedaba prohibido a partir de esa fecha. La noticia causó conmoción y rechazo, los casados, en especial los recién casados, se negaban a ir a la guerra, en tanto el imperio en decadencia necesitaba soldados para defender sus cada vez más débiles fronteras.
Fue entonces cuando San Valentín que era un sacerdote romano tomó la decisión de oponerse, su forma de resistencia era casar de manera clandestina a cuantos quisieran contraer matrimonio. Valentín fue descubierto y ante la imposibilidad de reducirlo a la obediencia, el emperador ordenó que lo apalearan, apedrearan y finalmente decapitaran el 14 de Febrero del 269 Antes de Cristo, a fin de que el castigo fuera lo suficientemente aleccionador para todos los que planeaban casarse en secreto.
El mártir cristiano (se convirtió en cristiano durante el periodo de prisión) tuvo que esperar un poco más de 200 años antes de que el Papa Gelasio lo proclamara Patrón de los Enamorados, para, de alguna
manera, contrarrestar la fascinación que tenían las lupercales entre los
adolescentes cristianos.
Para no romper del todo con el rito original, ordenó que las muchachas y muchachos introdujeran la mano en una caja a fin de sacar el nombre de alguien, solo que ese alguien debía ser un santo o santa cuyas virtudes debía imitar a lo largo del año.
Fue así como con el paso de los años se cristianizó la festividad en honor del dios Pan, pero no por mucho tiempo, en el siglo XVIII apareció Cupido gracioso pero implacable personaje de la mitología pagana en las tarjetas que se intercambiaban los enamorados y en la actualidad el dios dinero.
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